Cabría pensar que con la gran cantidad de estudios científicos que se publican sobre los nefastos efectos de la crisis climática, los medios lo estuvieran reflejando de forma realista. Sin embargo, los estudios de esta socióloga sobre las principales cabeceras estadounidenses, incluido The New York Times, durante los últimos 30 años, apuntan a lo contrario.
¿Qué personas tienen más probabilidad de recibir cobertura en los medios estadounidenses para hablar sobre cambio climático? Esta es la pregunta que se hizo Rachel Wetts, profesora del Instituto de Medio Ambiente y Sociedad en la Universidad de Brown (EE UU), y con la que inició una investigación cuyos resultados no son nada alentadores.
Los mensajes opuestos a la acción climática han recibido aproximadamente el doble de visibilidad en los medios de EE UU, si se compara con los mensajes que abogan por la llamada a actuar contra sus efectos devastadores. Esta tendencia se ha mantenido igual durante los últimos 30 años, el período que ha abarcado el trabajo de Wetts que publica la revista PNAS.
Sin embargo, esto no es algo que la pille por sorpresa. Está en línea con un cuerpo de investigación más amplio que sugiere que las normas periodísticas de equidistancia y objetividad han llevado a los principales medios de comunicación a proporcionar un falso equilibrio sobre el problema de la crisis climática.
¿Es una tendencia tanto en periódicos conservadores como liberales?
Estudios previos habían puesto de manifiesto que los medios de comunicación impresos y televisivos históricamente han sobrerrepresentado el grado de desacuerdo sobre la base científica del calentamiento global, lo que ha otorgado una mayor prominencia y legitimidad a un pequeño número de científicos contrarios. Sin embargo, recientemente se ha debatido si este patrón es cosa del pasado, si los periodistas han aprendido la lección, por así decirlo. También se ha dicho que, en realidad, esta sobrerrepresentación de los opositores a la acción climática se limita a los medios de comunicación conservadores.
Mis hallazgos van en contra de estas dos conclusiones. Los opositores a la acción climática están sobrerrepresentados incluiso en The New York Times y continúa incluso después de que el cambio climático creciera en prominencia a mediados de la década del 2000.
¿Qué razones pueden estar detrás de la escasa representatividad de las comunicaciones científicas, comparada con los mensajes que incitan a no actuar contra esta crisis?
Lo primero que piensas es que las organizaciones que se especializan en ciencia y tecnología estarían consideradas con más autoridad para hablar sobre la base científica de la crisis climática y, por lo tanto, obtendrían más visibilidad en los medios. Pero es al contrario. Una posible explicación es que pueden estar usando un lenguaje seco y técnico, que probablemente no atraiga al público. De esta forma, los periodistas buscarían en otras fuentes mensajes que tengan más probabilidades de atraer a sus lectores.
¿Existe un interés manifiesto de estos periódicos con algunas de las empresas que publican comunicación contra la acción climática?
No investigué si había vínculos económicos directos o conflictos de intereses entre los periódicos y los autores de estos mensajes. Esa es una pregunta interesante para futuras investigaciones.
¿Qué tipo de noticias son las que animan a no actuar contra el cambio climático? Porque, aparentemente, los periódicos se hacen eco de los movimientos sociales y noticias científicas al respecto.
Por supuesto. Hay diferentes tipos de mensajes que argumentan en contra de la acción climática. Los primeros ponen en tela de juicio la realidad o la gravedad del calentamiento global, o si está causado por los humanos. Estos mensajes dicen que el cambio climático no está ocurriendo, que no es gran cosa o que realmente no hay nada que podamos hacer al respecto. Implican que no hay necesidad de tomar medidas individuales o sociales para abordar este problema. Es un mensaje que no está respaldado por la ciencia climática.
El otro es decir que bueno, tal vez sea un problema, pero hay otras razones por las que no deberíamos abordarlo. Por ejemplo, que será malo para la economía, demasiado costoso para los contribuyentes, hará que suba el precio de la energía o costará demasiados puestos de trabajo.
Que en algunos casos es cierto, pero con matices...
Puede ser cierto, a diferencia del primer tipo de mensaje. Aquí es una cuestión de valores y prioridades (y no de hechos científicos) si debemos llevar a cabo una acción climática a pesar de los costes, en aras de proteger las vidas humanas y el mundo natural. Además, también hay algunos métodos para abordar la crisis climática que intentan lidiar con esta crítica abordando el calentamiento de manera que simultáneamente se creen empleos y estimulen la economía para perseguir el crecimiento económico, la justicia social y la sostenibilidad ambiental al mismo tiempo. Ese es el atractivo central, por ejemplo, de propuestas como el Green New Deal.
¿Es alarmante la influencia política de este tipo de mensajes?
Sí lo es. Una mayor cobertura mediática de las perspectivas de la industria y de los opositores a la acción climática podría conducir a una disminución de la voluntad política para actuar. Son una explicación para el estancamiento de la política nacional sobre cambio climático en los EE UU. En términos generales, los intereses comerciales tienen una influencia desproporcionada en la configuración de los debates políticos en la democracia estadounidense contemporánea.
¿Le ha desconcertado que sea esta la tendencia actual?
Los resultados son desalentadores en algunos aspectos, pero también sorprendentes y alentadores en otros. En particular, encuentro que existe un amplio consenso en que deberíamos actuar como sociedad para abordar este problema. Esto incluye a las empresas: más del 80 % de las que participan en el debate sobre el cambio climático quieren ver acciones sobre este tema. Este consenso es esperanzador y, lamentablemente, se está perdiendo en los medios, ya que los relatos periodísticos intentan resaltar el conflicto y las perspectivas opuestas.
¿Estamos distorsionando el mensaje los medios de comunicación?
Mis hallazgos indican que la cobertura mediática distorsiona la gama de voces de la sociedad civil, que están tratando de ser escuchadas y que apoyan de manera abrumadora la acción. Los mensajes que se oponen son bastante escasos, incluso entre las empresas, pero tienen el doble de probabilidades de aparecer en las noticias. Existe una imagen distorsionada de lo que piensan los grupos de la sociedad estadounidense. Esta distorsión puede ser una de las razones por las que ha sido difícil mantener la voluntad política.
¿Qué tipo de empresas y negocios tienen más presencia en estas noticias contra la acción climática?
Los mensajes de coaliciones empresariales y empresas muy grandes reciben más cobertura mediática que los de otros tipos de organizaciones. Este hallazgo es consistente con la idea de que las empresas e industrias que se perciben como importantes para la economía, en general, tienen mayor poder en la democracia estadounidense.