ENTREVISTA: RAÚL ARRABALES, INVESTIGADOR EN INFORMÁTICA

“El robot inteligente debe ser capaz de programarse a sí mismo”

Ante la expectativa de la de nominada 'brecha robótica' e interactividad con los robots que un reciente estudio sociológico pronostica para el año 2020, SINC ha conversado con Raúl Arrabales para conocer, desde punto de vista de la investigación, las posibilidades de la inteligencia artificial en autómatas. Arrabales es además uno de los participantes españoles en las conferencias internacionales sobre conciencia artificial Machine Consciousness y durante la Semana de la Ciencia ha ofrecido una ponencia sobre los avances internacionales de la robótica cognitiva y conciencia artificial.

“El robot inteligente debe ser capaz de programarse a sí mismo”
Raúl Arrabales junto con uno de los prototipos de su departamento en los que se aplica la conciencia artificial. FOTO: UC3M.

¿Cuál es la misión de los informáticos dentro de la robótica?

La robótica es un campo multidisciplinar. Los especialistas en mecánica y electrónica se encargan principalmente de la parte física, de los sensores, de los materiales… y luego los informáticos nos ocupamos del software. Al igual que existe software para la gestión administrativa, los robots también ejecutan software que en este caso se ocupa de los procesos de percepción y de control. Los robots más avanzados incorporan arquitecturas software cognitivas, inspiradas en el sistema nervioso de animales o humanos.

¿Pueden hacer, entonces, que un robot tenga un cerebro similar al humano?

Nosotros miramos primero cómo funciona el cerebro, tratamos de entendelo y luego tratamos de imitarlo en la máquina. El problema es que del cerebro sabemos mucho, pero sólo a un nivel alto, el de la función que desempeña cada zona concreta del cerebro y como se conecta y relaciona con otras áreas cerebrales.. Por ejemplo, sabemos que la corteza prefrontal se ocupa de tareas como la planificación de comportamientos complejos, la toma de decisiones y la modulación del comportamiento social.. Esto se puede estudiar a través de técnicas como la resonancia magnética funcional [fMRI], en la que se observa el consumo de glucosa y oxígeno en el cerebro durante su funcionamiento. Pero estas nociones, son un porcentaje muy pequeño comparado con todo lo que ocurre ahí dentro porque no llegamos a entender cómo funcionan los procesos de nivel más bajo del cerebro, es decir, lo que ocurre exactamente en organizaciones funcionales más pequeñas como las propias neuronas o las columnas corticales. Esto es un problema para el diseño de la conciencia artificial, pues no podemos hacer redes neuronales artificiales copiando a las humanas porque aún no sabemos lo que hay. De momento tenemos que trabajar en niveles funcionales altos, denominados niveles cognitivos o de sistemas.

¿Cree entonces que, si conocemos el funcionamiento más bajo, habrá alguna vez inteligencia artificial?

Yo creo que sí, pero hay investigadores del campo que piensa que no. Son escépticos en la idea de que una máquina tenga experiencia subjetiva interior, lo que los filósofos llaman qualia. Por ejemplo, están los qualia de los colores o el qualia del dolor. Esta experiencia es subjetiva y yo creo que hay que materializarla de alguna manera.

¿Entonces existen distintas corrientes entre los investigadores de robótica cognitiva?

Aquí nos metemos en temas que son casi de filosofía o religión. Entre nosotros hay científicos dualistas, que piensan que los qualia vienen del alma y es imposible materializarlos. Para ellos da igual lo que le hagas a una máquina porque si no tiene alma no va a sentir nada. Luego están los materialistas, como yo, que creemos que los qualia, o las emociones, emergen de procesos materiales tangibles que se puede programar como módulos. Esto es como la informática, en la que hay cosas etéreas. Por ejemplo, yo pongo a ejecutar un software y ese proceso no existe materialmente. Por decirlo de algún modo, subyace algo material. De la misma manera, la conciencia es un proceso que, mientras está en ejecución, produce una experiencia subjetiva. Otra corriente es la de los panpsiquistas, que piensan que la conciencia es una propiedad de la materia. Por ejemplo, un termómetro tiene conciencia de la temperatura que marca.

¿Que un termómetro tiene conciencia? ¿A qué se refiere con eso?

Significa que, a diferencia de un humano, el termómetro es capaz de indicar una temperatura pero no es consciente de hacerlo. Un robot puede tener un sensor para medir el calor pero no lo siente, incluso puede tener un sistema de salida de agua para simular el sudor, pero no siente nada. Los humanos pasamos por distintos procesos que reflexionan sobre esa respuesta corporal. Por ejemplo, el cuerpo siente calor antes de que uno sea consciente de ello, empieza a sudar y luego hay un proceso de segundo orden que mira al de nivel más bajo, se da cuenta de que el cuerpo está respondiendo y reporta que hay calor. Es ese reporte de segundo nivel el que crea la conciencia de sí mismo. En resumen, el pensamiento sobre pensamiento da lugar a la consciencia.

¿Qué se puede hacer para que todo este proceso lo sienta un robot?

Primero hay que pensar en lo que ocurre en nuestro cuerpo. Continuamente hay sensaciones que entran por los sentidos: el roce de tu calcetín en el pie, el aire que te da en la nuca… La piel está llena de sensores enchufados al cerebro y que reciben bits de todas esas informaciones continuas. Todo eso se procesa inconscientemente pero hay un filtro que dice, por ejemplo, que de los 11 megabits por segundo de información visual y táctil que recibes te dejo 45 bits por segundo para que lo percibas conscientemente. Esto es: la biología economiza y permitimos pasar del inconsciente al conciente una pequeña parte.Están empezando a aparecer robots que son capaces de imitar los mecanismos de atención de los humanos, pero todavía nos falta la parte de la experiencia subjetiva correspondiente a la información consciente.

¿No podría el robot inteligente seleccionar los estímulos como nosotros?

Los informáticos no debemos programarlo todo explícitamente sino que es el robot quien debe programarse solo. La conciencia es una ventaja evolutiva y en los robots debe ser como en los bebés. Cuando nacemos tenemos el cerebro muy desconectado, sabemos hacer lo justo para sobrevivir: amamantar, llorar, comer y poco más porque no hay información en el ADN especificar todas las conexiones neuronales de un humano adulto. Lo que pasa es que nacemos con una gran capacidad de aprendizaje, las neuronas empiezan a cablearse y nos programamos solos. Con los robots debemos seguir la misma estrategia, no nos podemos poner a programar la respuesta a todas las posibles situaciones a las que deben enfrentarse. Es inviable, hay que dejar que el robot las aprenda por sí solo.

¿Qué fecha daría usted para los robots con conciencia artificial?

En el futuro cercano no creo que tengan voluntad propia e intencionalidad. Tenemos que pasar todavía por el punto intermedio de los robots sociales que, aunque están programados, sirven para interactuar. Pero éstos no tienen todavía inteligencia maquiavélica y capacidad de mentir, como Hal el robot de 2001 Odisea en el Espacio. Ciertamente, tal vez no nos conviene tener un robot como éste.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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