Cinco jóvenes científicas españolas recogieron en Sevilla las bolsas de investigación L'Oréal-UNESCO valoradas con 15.000 euros cada una. Gemma Vilahur, una de las galardonas, que trabaja en el Instituto Catalán de Ciencias Cardiovasculares, explica cómo esta beca le ayudará a estudiar las diferentes estrategias para disminuir el daño tras un infarto.
Si tuviera que dar tres claves para cuidar nuestro corazón, ¿cuáles serían?
Sin duda la primera es la prevención, que está asociada al estilo de vida y este, a su vez, a la dieta. En la última década la importancia de una buena alimentación se ha perdido totalmente, lo que ha provocado que se dispare la obesidad. Deberíamos retomar las buenas costumbres y la dieta cardiosaludable, sobre todo teniendo la dieta mediterránea, tan a nuestro alcance. La segunda sería no fumar y practicar ejercicio regular, necesario para activar todo el organismo y prevenir el sobrepeso. Por último, también asociada a la prevención, está el consumo moderado de alcohol, evitar el estrés, etc.
¿De verdad es tan grande el impacto de los alimentos sobre el corazón?
Absolutamente. Hoy en día los nutraceúticos –los productos naturales que ejercen efectos beneficiosos sobre el corazón, como polifenoles del vino, aceite de oliva, pescado, frutas y hortalizas– cada vez van ganado más valor sobre las enfermedades ateroescleróticas. Hay infinidad de ensayos clínicos epidemiológicos que refuerzan que el consumo en cantidades constantes de productos cardiosaludables va asociado a una disminución marcada del riesgo cardiovascular.
No se puede cambiar la herencia genética, pero sí nuestro estilo de vida…
Hay un componente genético que es subyacente a la enfermedad y que viene determinado por muchos factores. Luchar contra ello es muy difícil. Pero una vez que tienes conocimiento de la genética y le sumas diversos factores que ayudan a que esta predisposición no se manifieste, la combinación puede desempeñar un papel muy importante. Desde luego al colesterol se le vence con buenos hábitos, no atiborrándonos a pastillas.
Todo el mundo habla del colesterol como el malo de la película, pero ¿es un mal necesario?
Desde luego, dentro del colesterol tenemos lo que sería el colesterol malo, las partículas LdL, y el colesterol bueno, las HdL. Se ha comprobado que niveles elevados de partículas Ldl van asociados a un aumento del riesgo cardiovascular, pero también se ha descubierto que niveles reducidos del protector, las HdL, aumentan dicho riesgo. De ahí la teoría de que mantener el colesterol bueno elevado puede tener un efecto protector en todos los sentidos. Lo que pasa es que en los últimos cuatro años se ha visto que no solo interesa tenerlo alto, sino que sea funcional y esté en sus óptimas condiciones. A veces es mejor tener poco y de buena calidad que mucho y de poca calidad.
¿Lo sabemos todo ya sobre el colesterol?
En estos últimos diez años la ciencia ha avanzado a gran velocidad. Esto hace que no puedas dormirte un solo día porque sino pierdes rodaje, pero por otra parte te permite ir descubriendo nuevas vías de actuación, desmitificando antiguos conceptos, abriéndolos nuevamente y, gracias a los medios de comunicación, haciéndolos llegar a la sociedad, que es lo más importante.
¿El infarto es lo peor que le puede pasar al corazón?
Sí, en todas sus versiones. Tiene diferentes grados, desde una angina de pecho, un dolor que te avisa de que el corazón está sufriendo, hasta un infarto, donde la conversión del oxígeno se bloquea y que tiene consecuencias en la calidad de vida y pronóstico de los pacientes mucho peores.
¿Las enfermedades cardiovasculares dejarán de ser la principal causa de mortalidad en el mundo?
Cualquier avance en las estrategias de prevención, diagnóstico y tratamiento supondrá un impacto social y económico importante ya que no solo se mejorará la morbimortalidad de los pacientes, sino su calidad de vida. Soy muy optimista porque están apareciendo nuevas plataformas de investigación muy prometedoras. Nosotros estamos estudiando nuevas proteínas modificadas al sufrir un infarto, lo que abre nuevas dianas terapéuticas. Además, estamos descubriendo nuevos genes en la enfermedad ateroesclerótica, la que subyace al infarto de corazón, lo que abre una infinidad de vías de actuación.
¿Qué supone para su carrera la beca L’Oréal-UNESCO?
En un momento en el que es difícil conseguir recursos, que alguien vea en tu ciencia una aplicabilidad con un impacto social no solo te refuerza en tu línea de investigación, sino que afianza tus ideas en torno a ella. Voy a construir y deconstruir moléculas de Hdl y ver cómo ofrecen también protección cardíaca. Esto permitirá conocer la eficacia de los distintos compuestos construidos y en aquellos que han mostrado un mayor beneficio se buscará su eficacia preclínica en modelos animales complejos. Se trata de reforzar el papel de las Hdl en el escenario del infarto y, sobre todo, aumentar las de calidad. Si somos capaces de mantenerlas funcionalmente muy activas ofrecerán una mayor protección.
Gemma Vilahur estudia el uso del colesterol 'bueno', las partículas Hdl, como vehículo de protección cardíaca tras haber sufrido un infarto. Investiga desde sus inicios la fisiopatología de la enfermedad esclerótica y sus complicaciones. El objetivo es mejorar la calidad de vida y el pronóstico de los pacientes que la han sufrido.