Un estudio del CSIC muestra que el virus del herpes simple, uno de los patógenos humanos más prevalentes y para el que no hay cura ni vacuna, acumula cambios al replicarse. Este conocimiento podría servir para desarrollar antivirales.
Un equipo de científicos ha descubierto una nueva familia de genes presentes en la mayoría de virus de ADN que infectan a insectos, que se ha integrado múltiples veces en los genomas de su huésped y les ha conferido protección frente a determinados grupos de avispas parasitoides.
Investigadores del CSIC han descrito unos compuestos que inhiben la interacción de la proteína S del SARS-CoV-2 con los receptores celulares y bloquean la entrada del virus en la célula.
El proyecto VATar-COVID-19 muestra que la concentración del ARN del virus se estabiliza o disminuye en el 75 % de las estaciones depuradoras analizadas. La utilidad de esta herramienta como indicador de la evolución de la pandemia y su carácter pionero llevó a la Comisión Europea a recomendar un enfoque común para vigilar la presencia del SARS-CoV-2 y sus variantes en las aguas residuales de la Unión Europea.
La revista Science publica esta semana un estudio que muestra el desarrollo pionero de una cepa sintética de E. coli para que sea ‘prácticamente invencible’ a la infección viral. Con ello, los autores han demostrado que la producción eficiente de proteínas que no existen en la naturaleza es posible.
Mientras gran parte de la población mundial está siendo vacunada contra la covid-19, las zonas más desfavorecidas de muchos países, como en México en el estado de Oaxaca, quedan abandonadas a su suerte. Las comunidades indígenas han creado sus propios muros para evitar que el virus llame a la puerta de sus humildes hogares.
Murciélagos, civetas y dromedarios han estado implicados en diferentes epidemias de coronavirus. Conejos, pangolines y erizos podrían convertirse en huéspedes de nuevos virus a largo plazo, según un modelo de machine-learning que valora en qué mamíferos sería más probable que el SARS-CoV-2 se recombine con otros. Los autores señalan que no quieren crear alerta sobre esos animales, “ya que la recombinación podría no ocurrir en ellos”.
La lucha constante entre los virus y nuestro sistema inmunitario guarda paralelismos con la forma en que interpretamos las palabras. Investigadores del MIT han aplicado herramientas de aprendizaje automático para identificar zonas proteicas que pueden ayudar al coronavirus y otros patógenos a escapar de los anticuerpos y de las vacunas.
En cuevas de murciélagos y mercados de carne de animales exóticos, “detectives de enfermedades” buscan identificar virus letales antes de que se propaguen a través de poblaciones humanas y así prevenir la próxima crisis de salud pública mundial. El investigador de la Escuela de Salud Pública de Harvard Christopher Golden se adentra en ellos en Rastreadores de virus, de National Geographic.