La gente no sabe escribir la letra ‘g’ minúscula tal y como la vemos impresa cada día en libros, revistas y periódicos, según han descubierto investigadores de EE UU. Esto no pasa con las otras letras. ¿Por qué sucede esto?
Hace 80 años el lingüista estadounidense George Kingsley Zipf planteó una relación matemática que determina la frecuencia de las palabras en los textos, y que se suele cumplir cuando se excluyen los términos más raros. Ahora investigadores del Centre de Recerca Matemàtica, adscritos a la Universidad Autónoma de Barcelona, han analizado por primera vez la validez de esta ley con la enorme biblioteca electrónica del proyecto Gutenberg.
Para procesar el volumen de llamadas telefónicas de las grandes compañías, las centralitas cuentan con un sistema automatizado de atención al cliente que, con frecuencia exaspera al usuario. Guillermo de Jorge-Botana, investigador de Psicología Evolutiva y de la Educación de la UNED, junto a otro experto de la Universidad Autónoma de Madrid, desarrolla tecnologías semánticas basadas en la comprensión humana. Estas herramientas ayudan a solucionar esos problemas telefónicos, además de evaluar exámenes de forma automática o incluso a medir el nivel de plagio entre textos.