Científicos de un equipo internacional han creado un material conductor que se adapta a la piel y que mantiene sus propiedades eléctricas incluso cuando se dobla o se estira hasta el doble de su longitud. El hallazgo facilitará la creación de nuevos dispositivos electrónicos vestibles y también podrá emplearse en aplicaciones médicas.
Al igual que una gota cayendo sobre una lámina de agua provoca una salpicadura, la excitación de un impulso láser sobre un semiconductor atrapado entre espejos permite crear, en un instante, concentraciones muy elevadas de unas cuasipartículas llamadas polaritones. El experimento lo ha realizado un equipo de científicos europeos, entre los que figuran algunos de la Universidad Autónoma de Madrid.
Lucas Viani (Ribeirão Preto-Brasil, 1983) investiga sobre semiconductores orgánicos en el Instituto Universitario sobre Modelización y Simulación en Fluidodinámica, Nanociencia y Matemática Industrial Gregorio Millán Barbany de la Universidad Carlos III de Madrid. Lo hace en el marco del programa CONEX de esta universidad, que cuenta con el apoyo de las acciones Marie Curie de la Unión Europea, el Ministerio de Economía y Competitividad y el Banco Santander. El objetivo es mejorar la eficiencia de los dispositivos electrónicos basados en materiales orgánicos para que se puedan comercializar.
Investigadores del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnologia (ICN2) han conseguido multiplicar por 250 la conductividad de un material cerámico, el iridato de estroncio, presionándolo con puntas nanométricas. El resultado supone un nuevo máximo en la literatura científica para este fenómeno llamado piezoresistividad, superando los valores de otros materiales utilizados en electrónica como los nanohilos de silicio o el grafeno.
Investigadores de la Universidad Jaume I han desarrollado y patentado compuestos orgánicos más modulables y eficaces para fabricar diodos orgánicos emisores de luz (OLED). Estos dispositivos forman parte de componentes electrónicos y de iluminación en la industria de los semiconductores.
Investigadores de la Universidad de Málaga y otros centros internacionales han diseñado una nueva célula fotovoltaica de base orgánica que consigue un 'factor de llenado' del 80%. Este porcentaje supone un hito en el sector y acorta la distancia hacia los valores que se obtienen con el caro silicio. En el estudio ha participado el premio Príncipe de Asturias Tobin J. Marks.
En el desarrollo de la electrónica orgánica del futuro, aún se ha experimentado poco con dopaje de materiales. Ahora, científicos del Instituto Catalán de Nanotecnología y de la Universidad de Barcelona han añadido átomos de litio a un compuesto organometálico, una adición de impurezas que resulta esencial en la fabricación de semiconductores. El estudio ha sido portada de la revista Nature Materials.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad Tecnológica de Delft (Países Bajos) han caracterizado propiedades mecánicas del disulfuro de molibdeno que demuestran su uso potencial en dispositivos electrónicos flexibles. Esta molécula constituye un material semiconductor ultrafino, muy duro y flexible.
El Grupo de Materiales Semiconductores y Nanoestructuras para la Optoelectrónica de la Universidad de Valladolid ha desarrollado, en colaboración con la empresa Pevafersa, asentada en la localidad zamorana de Toro y que trabaja en las energías renovables, una técnica para la caracterización de materiales semiconductores y fotovoltaicos. En concreto esta técnica física, denominada LBIC (Light Beam Induced Current), sirve para estudiar la corriente que sale de las obleas de silicio (que se emplean para fabricar las células fotovoltaicas) cuando se le aplica un determinado láser.