Investigadores de la Universidad de Granada han desarrollado tratamientos antihipertensivos de bajo coste a partir de la fracción proteica de especies de pescado de descarte de la zona surmediterránea. La sardinas, el jurel y el aligote son algunas de estas especies.
Sardinas, boquerones y caballas desempeñan un papel primordial en los ecosistemas marinos, además de poseer un alto valor comercial. Pero el calentamiento del agua les obliga a desaparecer de los mares donde suelen ser habituales y migrar al norte. Un estudio pionero que ha analizado 57.000 censos de peces en 40 años lo confirma. Los investigadores advierten que los pueblos costeros dependientes de estos recursos pesqueros deberán adaptar sus economías.
La pesca de sardinas perjudica a los ecosistemas marinos.
Un equipo de investigadores gallegos ha aplicado las técnicas forenses de identificación de especies según su ADN mitocondrial para distinguir los tipos de sardinas y jureles. El método permite diferenciar genéticamente a los pescados aunque estén en conserva o transformados, lo que ayuda a seguir el grado de explotación de los recursos pesqueros.
El ADN mitocondrial identifica a las sardinas.
Muchas especies de peces están sobreexplotadas por la pesca en todos los mares del mundo y se teme por la supervivencia de muchas de ellas. Pero, aunque la mayor parte de la pesca se destina al consumo humano, más del 36% de las capturas mundiales se destina a la fabricación industrial de piensos o al consumo animal. Albert Tacon, investigador del Instituto de Biología Marina de la Universidad de Hawai (EE UU), cuestiona en un artículo publicado en Reviews in Fisheries Science el aumento de esta pesca sobre todo la destinada a las granjas de acuicultura.