Un equipo internacional de investigadores ha analizado las secuelas de la reducción de la inmunidad antimalárica en las madres y sus bebés y ha descubierto que la disminución en la transmisión va de la mano de un aumento de la gravedad de las infecciones cuando estas se producen. Estos resultados son útiles para planear estrategias de supresión de la enfermedad y de prevención de resurgencias.