El fenómeno de la inmigración ha supuesto todo un reto para los profesionales de la salud, no sólo debido a los problemas de comunicación, sino también por los hábitos tradicionales para el tratamiento de enfermedades que predominan en los países de origen. En el Magreb, de donde procede un amplio porcentaje de los inmigrantes que llegan a nuestro país, el empleo de plantas medicinales en la medicina popular es una práctica habitual.