Estudiar enseñanzas universitarias en prisión, además de convertirse en una válvula de escape para el interno, le abre una puerta laboral cuando termine su condena. Así lo cree la mayoría de los reclusos que estudia en el centro penitenciario Madrid VII (Estremera), tal y como se revela en un estudio dirigido por la UNED. Este tipo de enseñanza promueve también el compañerismo entre estudiantes y se convierte en motivo de orgullo familiar.
Una investigación de EE UU asegura que el personal sanitario encargado de tratar a nueve presos de la base de Guantánamo (Cuba) descuidó y ocultó pruebas relativas a los malos tratos sufridos por los prisioneros. Según el estudio, el primero de este tipo, algunos síntomas psicológicos de los presos, fruto de las torturas, eran atribuidos a “trastornos de personalidad”.