Son baratos, no necesitan prescripción médica, su producción anual alcanza los miles de millones y no hay rincón en el mundo donde no se conozcan. Pese a eso, las cifras sobre nuevas infecciones por VIH y embarazos no deseados delatan cada año que el preservativo está infrautilizado. Tras 50 años sin novedades, diseñadores, científicos y sexólogos exploran nuevos materiales y estrategias para mejorar este producto y potenciar su uso.