Un equipo internacional de científicos ha logrado romper un récord con un testigo de perforación de 1268 metros de longitud en el Atlántico Norte. Las muestras de roca recuperadas proporcionan nuevos conocimientos sobre la composición del manto, la geología profunda de la Tierra y las posibles condiciones biogeoquímicas implicadas en los orígenes de la vida.
En yacimientos del periodo Gravetiense, de entre 29.000 y 21.000 años de antigüedad, se suelen encontrar numerosos buriles –herramienta con una barra de acero para cortar, marcar o ranurar–, miles en el caso de Isturitz en el País Vasco. Un equipo de investigación liderado por el Área de Prehistoria de la Universidad del País Vasco propone que se utilizaban para perforar piel o materias similares.