Un equipo científico ha analizado los restos fósiles de comida regurgitada de búhos –que incluye trozos de huesos, pelo y dientes sin digerir de pequeños mamíferos– para determinar los cambios en el ecosistema de la Gran Cuenca de EE UU durante los últimos 13.000 años. Según sus conclusiones, el proceso de calentamiento iniciado en el siglo XIX está ocasionando la perdida de la resistencia natural de los habitats, ya que las especies que han desaparecido no han sido sustituidas por otras nuevas.