Las aves fueron las primeras infectadas por el virus de la hepatitis B, antes de que este pasara a los mamíferos. Gracias a fragmentos del genoma del virus –integrado en los genomas de las aves a lo largo de la evolución–, se ha podido secuenciar la dotación genómica de la hepatitis B, que es 63 millones de años más antigua de lo que se creía.