Un nuevo estudio, publicado en Current Biology, revela que las hembras de esta especie sacrifican incluso sus mejores años fértiles con tal de mantener vivos y sanos a sus descendientes adultos. Los resultados pueden ser una clave para la conservación de sus poblaciones.
Investigadores canadienses han identificado contaminantes emergentes y de larga duración en las orcas, protagonistas de #Cienciaalobestia. Estos compuestos aparecen en productos humanos de uso cotidiano y podrían afectar a la salud de cetáceos en peligro de extinción. Su hallazgo en depredadores superiores también indica que son una amenaza para toda la cadena alimentaria.
Un equipo de científicos canadienses y estadounidenses ha analizado los informes patológicos de más de 50 orcas que quedaron varadas durante casi una década en las costas del noreste del Pacífico y de Hawái. Los resultados demuestran que estos cetáceos, protagonistas del #Cienciaalobestia, se enfrentan a una variedad de amenazas mortales, la mayoría derivada de interacciones con los humanos.
Las orcas presentan conductas anómalas y enferman más fácilmente cuando están en cautividad. Así lo muestra un equipo de científicas que ha analizado las causas de mortalidad temprana de los ejemplares cautivos. Según el estudio, el estrés crónico debilita el sistema inmunitario de estos mamíferos, protagonistas de #Cienciaalobestia, haciéndolos más propensos a infecciones que pueden ser fatales.
Cuarenta años después de la prohibición de los bifenilos policlorados, su impacto sigue haciendo mella en la vida silvestre. Estos persistentes contaminantes químicos, que se usaron de manera masiva hasta los años 70 como aislantes para equipos eléctricos, están acabando con las poblaciones de orcas de todo el mundo. La mitad de estas podrían desaparecer en menos de 50 años.
La secuenciación del genoma de 50 orcas pertenecientes a cinco subpoblaciones, que habitan desde el océano Antártico hasta el Ártico, refleja la evolución de la estructura social de estos mamíferos, así como sus comportamientos de caza. Pero al reconstruir la historia demográfica de estos diferentes grupos, los científicos demuestran también cómo estas poblaciones de orcas divergieron de un modo similar en muchos aspectos (cultura, ecología evolutiva y genética) a cómo lo hicieron los humanos.
Por qué algunas mamíferas siguen viviendo muchos años después de dejar de ser fértiles es uno de los grandes misterios de la evolución. Un equipo de investigadores británicos afirma que las orcas menopáusicas ayudan a sus parientes jóvenes transmitiéndoles información para encontrar alimento. La experiencia de estas veteranas asegura la transmisión de sus genes.
La distribución de las orcas está delimitada al golfo de Cádiz en primavera y el estrecho de Gibraltar en verano./ CIRCE
Gracias a los más de 11.200 avistamientos de cetáceos realizados en diez años, investigadores españoles y portugueses han podido identificar al detalle la presencia de las orcas en el golfo de Cádiz, el estrecho de Gibraltar y el mar de Alborán. Según los modelos generados, estos cetáceos están ligados a la distribución de su principal presa –el atún rojo– por lo que su presencia en aguas españolas, portuguesas y marroquís queda más limitada de lo que se pensaba.
Durante los avistamientos de este verano, y gracias a la colaboración de las empresas de avistar cetáceos del Algarve y al proyecto CETIDMED, un equipo de científicos del grupo de Conservación, Información y Estudio sobre cetáceos (CIRCE) ha podido confirmar que las orcas del sur de Portugal y las que habitualmente se ven en el Estrecho de Gibraltar pertenecen a los mismos grupos sociales.