Investigadores de Cataluña han demostrado en ratones el potencial de una nueva estrategia en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, el segundo trastorno neurodegenerativo más común después del alzhéimer y que afecta a más del 1% de la población. Los expertos destacan que estos resultados permiten avanzar en el retraso de la progresión de la sintomatología asociada.