El Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus alerta sobre un nuevo episodio de altas concentraciones de ozono en superficie, así como una superación de los valores límite establecidos por la legislación europea de calidad del aire en varias zonas del oeste y sur de Europa entre el 29 de julio y el 4 de agosto por las altas temperaturas en el continente.
Desde 1990 y hasta 2019, más de 150.000 personas murieron debido a las olas de calor, según el primer mapa global que relaciona decesos y altas temperaturas. Otros tres nuevos artículos inciden además en la mayor vulnerabilidad de las personas mayores y las mujeres, y en cómo el verano de 2023 fue el más cálido de los últimos 2000 años.
Un análisis de más de 200.000 muertes por ataque del corazón en China ha encontrado que la combinación de temperaturas extremas y altos niveles de polución por partículas finas dispara el riesgo cardiovascular, especialmente, en mujeres y adultos mayores.
La olas de calor extremo, cada vez más tempranas e intensas, están entre las amenazas climáticas más letales. Se ha calculado que el verano pasado provocaron 60.000 muertes adicionales únicamente en Europa. La Organización Meteorológica Mundial vaticina que estos episodios seguirán aumentando, incluso durante la noche cuando implican más riesgos para la salud humana, afirman los expertos.
El proyecto internacional ProMETEO, con la asesoría científica en España del físico Jose María Martín Olalla (Ourense, 53 años), está probando en Sevilla un sistema piloto que clasifica y nombra las olas de calor según su impacto en la salud. Si se alcanzan tres días con temperaturas superiores a 41 ºC, dan la voz de alarma. La primera con nombre propio fue Zoe, en un mes de julio de 2022 con cifras récord.
Esta época estival en España ha sido la más caliente de su serie de datos. Además, el pasado mes de agosto ha sido muy cálido: el segundo con mayores temperaturas desde que hay registros, según datos de la Agencia Española de Meteorología.
Los episodios de calor peligrosos y extremadamente peligrosos serán más habituales, incluso si se cumplen los objetivos climáticos del Acuerdo de París. Los científicos prevén en un estudio regiones difícilmente habitables al aire libre, sobre todo en los trópicos. A pesar de ser “escenarios aterradores” estamos a tiempo de prevenirlos.
Sentinel-3 detecta el calor extremo en España y Francia. / UE-Copernicus Sentinel-3 imagery