Un equipo de científicos del Instituto de Tecnología de California ha descubierto cómo las abejas, protagonistas de nuestro #Cienciaalobestia, pueden surfear por el agua para moverse y poder volver a tierra cuando se quedan atrapadas.
Algunos productos químicos de uso humano, como fungicidas o antidepresivos, acaban en los ríos. Estas sustancias tóxicas, en bajas concentraciones, pueden llegar a cambiar la forma en que algunas criaturas acuáticas nadan y se alimentan. Esta es la principal conclusión a la que han llegado investigadores de la Universidad de Barcelona y Portsmouth (Reino Unido) en un estudio sobre la evaluación de los riesgos de estos compuestos en los ecosistemas acuáticos.
Esta información es muy interesante para conocer los puntos fuertes y débiles en el rendimiento de cada nadador, lo que permitirá a sus entrenadores orientar con más detalle y precisión sus futuros programas de entrenamiento. Para llevarlo a cabo, los autores analizaron más de 46 pruebas y 600 nadadores, entre ellos los de un récord del mundo y dos récords de Europa y numerosos récords nacionale.
La longitud de la cola del espermatozoide no siempre determina la velocidad con la que puede nadar. Así lo indica una nueva investigación, publicada en la revista BMC Evolutionary Biology, que muestra que en el mundo microscópico contraintuitivo, en el que se mueven los espermatozoides, el diseño aerodinámico y las largas colas no siempre proporcionan una mayor velocidad.