Científicos de la Universidad de Granada han identificado los organismos que colonizan y crecen en las estructuras de piedra de varios monumentos de su ciudad, lo que les provoca alteraciones físicas, estéticas y químicas.
Científicos de la Universidad de Almería, la de Lleida y el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias han sustituido parte de la harina que llevan los panes y galletas saladas por una biomasa de algas marinas, demostrado su potencial nutritivo y antioxidante. Durante una cata, a los expertos les agradó su olor, sabor y textura.
Investigadores de la Universidad de Huelva han logrado mejorar la producción de microalgas con el uso de desechos agroindustriales en su alimentación. Además, han aumentado la eficiencia y reducido los costes para la producción de carburantes sostenibles a partir de estos organismos.
Científicos de la Universidad de Córdoba han combinado algas y bacterias para producir biohidrógeno. La unión del alga verde unicelular y la bacteria Escherichia coli les ha permitido obtener un 60 % más de producción de este combustible del futuro. Esta fusión también podría usarse en residuos industriales y aguas contaminadas para aumentar la producción a la vez que descontaminar.
Investigadores de las universidades de Valladolid y Almería han desarrollado un sistema, basado en redes neuronales artificiales, que permite discriminar las especies presentes en los cultivos de microalgas. Estas se emplean en ámbitos como la purificación de agua, la extracción de antioxidantes y la alimentación animal.
Investigadores de la Universidad de Sevilla han desarrollado un nuevo método para conseguir agua apta para riego o uso humano basado en piscinas transparentes y la acción fotosintética de microorganismos acuáticos. Su implantación es más asequible que otros medios utilizados en la actualidad y hace posible que pueda instalarse en zonas desfavorecidas donde es difícil el acceso a los recursos hídricos.
Investigadores de la Universidad de Huelva han participado en un estudio que confirma las propiedades purificadoras de las microalgas para que el biogás que se obtiene del tratamiento de residuos de la industria pueda utilizarse en vehículos y hogares. Hasta el momento, el gas que se consigue por este método puede usarse en la producción de energía, pero el alto contenido en dióxido de carbono impide su aplicación en otros ámbitos.
Investigadoras de la Universidad de Valencia han descubierto la presencia de gran diversidad de microalgas en los talos de los líquenes. Esta aportación desmonta el viejo paradigma de que los líquenes son asociaciones simbióticas entre un hongo y un alga, concepto modificado también hace pocos meses por el hallazgo de levaduras en estos microecosistemas. El trabajo abre nuevas vías tanto a la investigación evolutiva y medioambiental como a la biotecnológica.
Investigadores de la Universidad de Almería han desarrollado un nuevo dispositivo de cultivo de microalgas basado en luces LED que generan más cantidad de compuestos de interés para el sector farmacológico, a menor coste energético.
Al contrario de lo que se pensaba hasta ahora, el aumento en los niveles de CO2 está haciendo proliferar algunos tipos de microalgas que lo utilizan para crecer más rápidamente. Es el caso de los cocolitóforos, microalgas cubiertas de calcio, que en los últimos 45 años han multiplicado por diez su concentración en el Atlántico Norte. El cambio incontrolado en el jardín oceánico puede repercutir sobre el ciclo del carbono y, en último término, en la industria pesquera.