Investigadores de la Universidad de Columbia (EE UU) han descubierto una nueva forma de memoria mecánica que ajusta la elasticidad de los músculos a su historia de estiramiento. El estudio abre posibilidades para el desarrollo de métodos bioquímicos que permitan modificar la elasticidad en casos como las enfermedades cardiacas en las que el músculo del corazón ha quedado dañado.