Hasta ahora se pensaba que la noradrenalina era la única hormona involucrada en la regulación de la melatonina, que está relacionada con los ciclos de vigilia y sueño. Investigadores españoles han descubierto que necesita asociarse con los receptores de dopamina para hacer su función.
La melatonina, una hormona humana, es capaz de frenar la proliferación de las células malignas y acelerar su muerte, todo ello sin dañar las sanas en el desarrollo de un tipo de cáncer de hígado. El hepatocarcinoma es el quinto tipo de cáncer más frecuente y el segundo con una mayor tasa de mortalidad a los cinco años.
La melatonina, una hormona que se encuentra en animales superiores y en algunas algas y que previene la oxidación, aparece en el proceso de fermentación del vino y no de forma natural en la piel y semillas de la uva, según los resultados de un estudio publicado en la revista Food Chemistry por investigadores de la Universidad de Sevilla y del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) en el Rancho de la Merced (Jerez).
Una tesis realizada en el Instituto de Biomedicina de León a punto de ser presentada ha encontrado efectos antiinflamatorios de la hormona melatonina en el músculo cardiaco si se administra antes de la realización de un ejercicio físico intenso. Es la primera vez que el Ibiomed halla características beneficiosas para el miocardio de esta molécula, producida en la glándula pineal. Hasta ahora, la investigación había girado en torno a las propiedades antiinflamatorias en los músculos esqueléticos, esto es, en aquellos que mueven el organismo, y no sobre los cardiacos, cuya función fundamental es el bombeo de la sangre.
Científicos de la Universidad de Granada afirman que la administración exógena de melatonina, una hormona natural que segrega el propio cuerpo humano, corrige el ritmo sueño/vigilia cuando se altera nuestro reloj biológico. En la actualidad, la industria farmacéutica la emplea mucho para diseñar medicamentos sintéticos.
Una nueva técnica odontológica reduce de seis meses a dos semanas el tiempo de espera para implantar nuevas piezas dentales. Se consigue gracias a la utilización de la hormona del crecimiento en la implantología oral, que permite regenerar el hueso y acelerar la integración entre la base ósea y el implante dental.