Investigadores de la Universidad de Washington (EE UU), en colaboración con la INTERPOL, han analizado el ADN de 14 toneladas de colmillos de elefante incautados desde 1996 para rastrear su procedencia. Los resultados indican que, en la última década, la caza furtiva se ha concentrado en dos zonas de África: la sabana que se extiende entre Tanzania y Mozambique, y la selva protegida que atraviesa Gabón, República del Congo, Camerún y República Centroafricana.
Investigadores españoles han colaborado en un estudio especializado que evidencia la presencia de un taller, datado en el tercer milenio antes de Cristo, donde se trabajaba marfil de elefantes asiáticos como materia prima en los procesos de producción. El taller se ha encontrado en el yacimiento arqueológico de Valencina de la Concepción, en Sevilla.
Elefantes africanos en el Parque Nacional de Amboseli en Kenia.