En los campos de olivar y de cítricos en España se utiliza frecuentemente un herbicida llamado glifosato contra las malas hierbas, pero algunas de estas resisten a sus efectos. Ahora, un equipo de investigación de la Universidad de Córdoba ha descubierto la razón por la que un tipo de maleza, Lolium rigidum, sobrevive tras el uso del pesticida cuando debería de ser eliminado.
El aumento del nitrógeno reactivo de la atmósfera proveniente de la contaminación atmosférica y de las actividades agropecuarias altera la distribución de las plantas en el ecosistema mediterráneo. Esta degradación del matorral favorece la aparición de plantas nitrófilas, también conocidas como malas hierbas, que pueden terminar desplazando a las especies autóctonas.
Científicos españoles han desarrollado el primer estudio internacional sobre los mecanismos de resistencia de algunas malas hierbas a la acción del herbicida glifosato, muy extendido en agricultura, para eliminar malas hierbas tales como la Conyzasumatrensis.
Un estudio internacional liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha desarrollado un sistema que detecta el crecimiento de malas hierbas en cultivos extensivos mediante vehículos aéreos no tripulados.