Los investigadores han diseñado nanoesferas basadas en una membrana híbrida organosilícea que protege el medicamento y evita que el sistema inmune lo ataque al confundirlo con un cuerpo extraño. El mecanismo de transporte permite evitar además los efectos secundarios en las células y órganos sanos, dado que libera el principio activo sólo en las células malignas.