El satélite Sentinel-2C del programa Copernicus de la Unión Europea ha despegado esta semana a bordo del último lanzador Vega desde la Guayana Francesa. La nave proporcionará, junto a otra de su serie, imágenes de alta resolución para la vigilancia terrestre, acuática y atmosférica de nuestro planeta.
El lanzador con el que Europa recupera su acceso autónomo al espacio ha despegado y puesto en órbita los satélites sin problemas, pero una anomalía ha imposibilitado desorbitar la etapa superior y destruirla en la atmósfera como estaba previsto.
Este martes está previsto el despegue del nuevo lanzador de Europa, que garantizará su acceso autónomo al espacio con todas las posibilidades que esto conlleva: científicas, como la observación de la Tierra, tecnológicas y comerciales, incluida la puesta en órbita de constelaciones de satélites.
Después de años de ensayos y fracasos, la compañía SpaceX ha logrado por fin aterrizar un cohete no tripulado, el Falcon-9, tras despagar y soltar varios satélites en el espacio. La hazaña supone todo un hito en la reutilización de cohetes, un avance que ayudará a reducir los costes de los lanzamientos y el problema de la basura espacial.
Los nuevos lanzadores neumáticos con que cuenta el Laboratorio de Impacto en Estructuras Aeronáuticas, situado en el Parque Científico de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), permiten realizar una amplia variedad de estudios sobre problemas de impacto que aparecen en la industria aeronáutica y sobre blindajes óptimos en otros sectores. Los investigadores han creado modelos que identifican los diferentes mecanismos de absorción de energía tras un impacto en diversos materiales.