Pocas especies pueden adaptarse a la escarpada orografía volcánica del archipiélago canario, pero un árbol cuyo origen se remonta al Jurásico está capacitado para hacerlo: el pino canario (Pinus canariensis). Su resistencia al fuego y su gran versatilidad lo convierten en un ejemplar todoterreno, piedra angular, además, de la arquitectura de las islas.
Científicos canarios han recopilado datos de los hurones asilvestrados en La Palma, y de los daños que provocan en el ecosistema para confirmar que la isla es la que mayor número de animales naturalizados tiene en el archipiélago. El gobierno canario permite la caza de conejos con hurones, una práctica antigua y común que tiene sus inconvenientes cuando los hurones escapan o quedan en libertad.