Una investigación en la que ha participado el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) ha encontrado que el pingüino barbijo (Pygoscelis antarctica) que se alimenta de krill es capaz de detectar el sulfuro de dimetilo, una sustancia que señala áreas de alta productividad en los océanos.
Andrés Barbosa es un investigador científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que ha estudiado la relación entre la ecología, la morfología y la fisiología de las aves en distintos tipos de hábitats. Ha participado en 8 campañas antárticas y una en el Ártico, y lidera el proyecto PINGUCLIM que tiene como objetivo principal el estudio de los efectos del cambio climático sobre la fisiología de los pingüinos antárticos.
Un estudio estadounidense, liderado por investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) de California (EE UU), demuestra que las poblaciones de pingüinos de la Antártida han disminuido hasta un 50% en las últimas tres décadas. Los autores señalan que este declive se debe al descenso de las cantidades de krills -los crustáceos de los que se alimentan-, provocado por el impacto del cambio climático.