Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto la pareja de jets de agujero negro más largos conocidos, con una longitud total de 23 millones de años luz, lo que equivale a alinear 140 galaxias como la nuestra. Esta megaestructura, la mayor producida por un objeto astrofísico, es capaz de cruzar los colosales vacíos de la red cósmica.
Un equipo internacional de astrónomos con participación de la Universitat de València acaba de ubicar la posición de un agujero negro supermasivo y medir el campo magnético en el centro de actividad de una galaxia elíptica gigante a tan solo 60 millones de años luz de la nuestra.
La joven estrella W75N (B)-VLA2 está ayudando a un grupo internacional de astrónomos a entender cómo se pueden haber formado las estrellas más masivas del universo. El equipo, liderado por investigadores mexicanos y con participación española, ha observado a lo largo de 18 años esta estrella en formación que muestra el inicio de la expulsión de materia a través de un jet que regula su crecimiento.
Investigadores de la Universidad de Barcelona, el Observatorio Europeo Austral (ESO) y la Universidad de Curtin (Australia) han determinado la existencia de partículas subatómicas llamadas bariones en un jet o chorro de materia. En concreto, en el que sale del agujero negro presente en el sistema binario 4U 1630-47, un dato que ayuda a aclarar algunas dudas astrofísicas.
Los gigantescos chorros de vapor de agua y hielo que arroja la luna Encélado, especialmente en su polo sur, varían según lo hacen las fuerzas mareales que actúan al girar alrededor de Saturno. Las imágenes facilitadas por la sonda Cassini muestran que estas emisiones son cuatro veces más brillantes cuando la luna orbita más lejos de la fuerza de gravedad de Saturno.
El brillo de los chorros de vapor de agua y hielo del sur de Encélado es mayor cuando la luna está más lejos (izquierda) de Saturno. / NASA et al.