La calidad del aire en bares, restaurantes y lugares de ocio nocturno ha experimentado en apenas tres años una extraordinaria mejoría. En 2008, cuando la legislación española permitía fumar con limitaciones, el humo en el interior de estos locales era de 204 microgramos por metro cúbico. En 2011, ya implementada la nueva ley 42/2010, que extendía el veto al tabaco a todos los establecimientos cerrados, la concentración de partículas inferiores a 2,5 micras en el aire disminuyó un 90%.