Según una investigación del Instituto de Investigación Biomédica, la histona 1, una de las cinco familias de proteínas histonas principales, mantiene silenciada una zona del genoma que si se transcribe causa daños irreparables en el ADN y es letal para el organismo. La inestabilidad genómica es el principal factor de riesgo en el desarrollo de tumores en el ser humano. De ahí la importancia de comprender su origen y explorar posibles dianas terapéuticas.
Las proteínas histonas regulan la organización del ADN durante el ciclo celular y su modificación determina el grado de compactación del material genético y la expresión de sus genes. Es lo que se denomina epigenética: información no contenida en los genes pero que influye en ellos. En este contexto, científicos del Centro Nacional de Biotecnología han analizado cómo la combinación de múltiples modificaciones permite mantener la información epigenética cuando las células se dividen.
Un grupo de científicos ha descubierto el mecanismo molecular por el que marcas epigenéticas influyen en la expresión de genes. El estudio, publicado en el Journal of the American Chemical Society, "es la primera explicación mecanística a nivel atómico de un efecto epigenético, uno de los más importantes, que conecta una modificación epigenética y el efecto fenotípico".
Las células sanas viven en un delicado equilibrio entre los genes que promueven el crecimiento, los oncogenes, y los que lo frenan, los antioncogenes o genes supresores tumorales. Este equilibrio se rompe en las células tumorales. Las causas son muchas, como por ejemplo la existencia de mutaciones, pero destaca la adquisición de una señal química, la metilación, que bloquea la actividad de los genes que frenan el cáncer. Se desconoce, sin embargo, qué sucede en las células una vez han adquirido esta alteración epigenética.
Dos recientes estudios de investigadores del Centro de Regulación Genómica ahondan en la comprensión de los efectos hormonales y el rol de la cromatina en la proliferación de células tumorales. El último de ellos, publicado hoy en la revista Molecular Cell, es un extenso trabajo de identificación de los genes que se activan por efecto de la progesterona en el cáncer de mama y el papel que posee la cromatina en dicha activación.
Investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG) observan cómo la compactación del genoma en cromatina influye en la tasa de mutaciones y, por tanto, en el desarrollo de cáncer. El trabajo se publica en la revista Nature esta semana, y se ha realizado con información genómica de bases de datos públicas.
El grupo de Parasitología del Centro de Biología Molecular “Severo Ochoa” (CSIC-UAM) ha centrado sus investigaciones en la búsqueda de una vacuna que active la inmunidad frente al parásito causante de la leishmaniosis.