Es muy difícil y raro tener la oportunidad de estudiar el sistema nervioso de una ballena adulta, como la que quedó varada en la playa de Sopela en Bizkaia. Sin embargo, este suceso ha permitido a una investigadora de la Universidad del País Vasco extraer un ojo al mamífero marino, una vez fallecido, y descubrir que el órgano todavía presentaba células vivas. El trabajo permitirá profundizar en el estudio del glaucoma.