Un estudio de la Universidad Politécnica de Valencia indica que los compuestos antioxidantes del tomate frito se combinan mejor con las cepas probióticas que los del tomate crudo, ya que evitan que pierdan sus propiedades protectoras del intestino durante la digestión.
Las cafeterías y la Escuela de Hostelería del campus de Leioa utilizan litros y litros de aceite, ya que son muchos los alumnos, investigadores, profesores y trabajadores del PAS que comen allí. Actualmente, un camión se lleva todo el residuo. Sin embargo, unos profesores de Química han probado que en la misma universidad se le podría sacar provecho, ya que han conseguido producir biodiesel a partir de este aceite. Según explica la profesora Eneritz Anakabe, “hemos demostrado que a pequeña escala se puede hacer, que se puede lograr biodiesel de manera sencilla partiendo de este aceite”.