Los incendios forestales y la superficie quemada en Cataluña han descendido desde 1970, a pesar del aumento de las temperaturas y otras variables climáticas que elevan el riesgo de incendios. Este descenso se habría producido gracias a las medidas de gestión del fuego y a las campañas de prevención y concienciación de la población, según un estudio liderado por la Universidad de Barcelona y el Consejo Nacional de Investigación italiano, publicado en la revista Climatic Change.
Un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales ha analizado el comportamiento invernal de las aves forestales de la Sierra de Guadarrama. Según sus resultados, para estas aves protegerse frente a la depredación es casi tres veces más importante que buscar zonas cálidas para alimentarse.
Científicos del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia cuantificaron y analizaron los sedimentos erosionados en suelos afectados por incendios forestales y compararon las pérdidas de suelo y nutrientes en zonas sin tratamientos de restauración post-incendio y con dos técnicas: cubierta de paja y siembra con herbáceas. Por lo menos en zonas con elevado riesgo de erosión por precipitaciones recomiendan aplicar de inmediato la cubierta con paja, que reduce las pérdidas en un 90%.
Los modelos matemáticos se convierten en un instrumento científico de relevancia en un país como España y en una comunidad como Aragón, en particular, con terrenos muy secos y temperaturas muy elevadas que favorecen la aparición de fuegos que se propagan a gran velocidad. Hoy en día es posible predecir con bastante exactitud cómo va a evolucionar un incendio. Parámetros como la temperatura, el grado de inclinación del monte y características del viento son determinantes para poder describir con un alto nivel de precisión la evolución, por ejemplo, de un incendio forestal.