En respuesta al informe de un grupo de expertos independiente, la agencia espacial estadounidense nombrará a un director de investigación de ‘fenómenos anómalos no identificados’. “Haremos este trabajo de forma transparente en beneficio de la humanidad”, ha señalado el administrador de la NASA, Bill Nelson, pero, de momento, “no hay ninguna evidencia de que tengan un origen extraterrestre”.
Drones, aviones, globos de investigación, equipos militares y fenómenos meteorológicos están detrás de la mayoría de los 'fenómenos aéreos no identificados', aunque algunos siguen sin tener una explicación. Se necesita información válida para la ciencia. Así lo asegura un grupo de expertos que, de momento, no ha encontrado ninguna conexión entre estos avistamientos y la vida extraterrestre.
El radiotelescopio canadiense CHIME ha detectado la segunda ráfaga de radio rápida y periódica encontrada hasta ahora en el universo. La mayoría de los astrónomos considera que estas misteriosas señales las producen fenómenos astrofísicos muy potentes a miles de millones de años luz de distancia, pero hay una minoría que no descarta una fuente tecnológica extraterrestre.
Un conocido experimento con jóvenes botando la pelota demostró que cuando un observador se centra en contar los pases no detecta si alguien cruza por el escenario disfrazado de gorila. Según investigadores de la Universidad de Cádiz, algo parecido nos podría estar ocurriendo cuando tratamos de descubrir señales inteligentes no terrícolas, que quizá se manifiestan en dimensiones que escapan a nuestra percepción, como las desconocidas materia y energía oscuras.
Uno de los métodos utilizados para descubrir exoplanetas es la huella que dejan cuando transitan por delante de su estrella. Usando la misma técnica, un investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias plantea la posibilidad de localizar hipotéticos cinturones de satélites artificiales alrededor de otros mundos con seres inteligentes. Eso sí, ellos también nos podría detectar a nosotros alrededor del año 2200 si para entonces la órbita geoestacionaria de la Tierra está repleta de satélites.
Como pocas películas lo han logrado hasta el momento, este film de ciencia ficción protagonizado por Jodie Foster y basado en un libro de Carl Sagan y Ann Druyan ha influido en la búsqueda de señales de vida más allá de la Tierra. A dos décadas de su estreno, Jill Tarter, la astrónoma en la que se inspira la historia, recuerda los comienzos del proyecto SETI, se emociona ante el descubrimiento de planetas extrasolares y apuesta por un próximo gran hallazgo.
Los científicos del proyecto SETI son conocidos por rastrear posibles señales alienígenas, pero ahora, además, se están planteando enviar mensajes desde la Tierra advirtiendo de nuestra posición. Un investigador de la Universidad de Cádiz cuestiona esta idea a la vista de los resultados que arroja una encuesta entre universitarios, donde se desvela el desconocimiento general que existe sobre el cosmos y la influencia de la religión a la hora de abordar estos temas.
El estudio sugiere que la especie humana todavía no está preparada para contactar con una supuesta civilización alienígena. / José Antonio Peñas/Sinc