Las balsas pequeñas y los estanques temporales emiten CO2 de modo natural durante todo el año, además, las zonas secas son las que liberan mayor cantidad de carbono hacia la atmósfera. Este fenómeno, descrito ahora por primera vez, podría tener implicaciones en el ciclo global del carbono que controla el clima en la Tierra, según un trabajo dirigido por el profesor de la Universidad de Barcelona, Biel Obrador, y Núria Catalán, del Instituto Catalán de Investigación del Agua.
El investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carlos Duarte ha participado en un estudio internacional liderado por la Universidad de Iowa (EE UU) que ha descubierto que los estanques o balsas agrícolas en todo el planeta retienen tanto CO2 como los océanos, y, junto a los lagos, de 20 a 50 veces más cantidad de dióxido de carbono por metro cuadrado que la que captan los bosques.
Una reciente investigación analiza el origen evolutivo de un grupo de escarabajos acuáticos que desarrolla todo su ciclo vital (de larva a adulto) en los pocillos de agua de las bromeliáceas, una familia muy diversa de plantas tropicales (entre ellas, la planta de la piña tropical) capaces de acumular hasta 45 litros de agua en su base.