Desde hace más de un siglo se observan gigantescos chorros de plasma saliendo disparados de la superficie del Sol: las espículas. Ahora un equipo internacional de astrofísicos, liderado por un español, ha descubierto que se forman por las interacciones entre los campos magnéticos y el gas parcialmente ionizado de la atmósfera solar. Las observaciones de un telescopio de Canarias, otro de la NASA y avanzadas simulaciones por ordenador han permitido el hallazgo.