Hace 5.500 años que el ser humano comenzó a utilizar a los caballos para el transporte y el trabajo. Desde entonces, estos animales han experimentado cambios en su genoma, que ahora un equipo científico ha logrado descifrar. La doma ha seleccionado genes implicados en la locomoción, el comportamiento social y la capacidad de aprendizaje; pero con un coste: en comparación con los salvajes, los caballos modernos tienen más mutaciones destructoras que dificultan su supervivencia.