El plan de acción que puso en marcha el Ayuntamiento de Madrid en diciembre de 2016 por alta contaminación de dióxido de nitrógeno, que incluyó restricciones de tráfico y velocidad, evitó que los niveles de este contaminante aumentasen hasta un 15% en el centro de la ciudad, aunque apenas se notó e incluso se incrementaron ligeramente en las afueras. Así lo revela el estudio realizado por científicos de la Universidad Politécnica de Madrid y otros centros de investigación del proyecto Tecnaire-CM.
Una tesis doctoral de la Universidad de Navarra ha analizado la contaminación atmosférica en Navarra en cuatro ambientes: dos exteriores (la Ribera de Navarra y Pamplona) y dos interiores en bares y autobuses urbanos. Los datos confirman que la concentración de contaminantes en locales es 20 veces superior a la del exterior.