Cada año nacen en el mundo aproximadamente 300 mil niños con síndromes talasémicos. La anemia falciforme constituye una de las anemias hereditarias más frecuentes y que comporta una mayor mortalidad, especialmente durante la infancia. Si no se detecta a tiempo, la mortalidad en niños asciende al 8%; sin embargo se reduce al 1,8% en aquellos diagnosticados de forma precoz mediante cribado neonatal.