Una ruptura, la muerte de un ser querido o un disgusto grave. Estos son algunos de los desencadenantes de este trastorno que se manifiesta como un infarto, pero sin que exista una arteria obstruida. Las cifras están aumentando de forma importante, especialmente en las mujeres mayores de 50 años, incluso antes del inicio de la crisis de la covid-19.
En Europa nos divorciamos más desde que no hay burocracia