Los usuarios de cigarrillos electrónicos con un historial limitado de tabaquismo experimentan modificaciones en el ADN de las células del interior de las mejilla parecidos a los de los fumadores y que se asocian, en ese segundo grupo, al desarrollo futuro de cáncer del pulmón.
Estos dispositivos electrónicos que se usan en sustitución del tabaco convencional contienen sustancias que pueden alterar temporalmente el funcionamiento cardíaco normal de roedores, según revela un estudio publicado en Nature Communications.
Un informe, realizado por el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas, muestra el aumento del consumo de cigarrillos electrónicos entre los más jóvenes y sus efectos sobre la salud a corto y largo plazo. El documento revela que no existe evidencia sólida de que estos dispositivos sean útiles para abandonar el tabaquismo.
El tabaco es una de las principales fuentes de sustancias tóxicas en el cuerpo humano. Muchos optan por la alternativa, el cigarrillo electrónico, para evitar riesgos para la salud. Pero un nuevo estudio revela que vaporear conlleva la inhalación de elementos inorgánicos, sobre todo tierras raras, cuya toxicidad aún se desconoce.
Los efectos a largo plazo del e-cigarro son aún desconocidos. No está claro que provoque neumonías, aunque ya se han diagnosticado dos casos en vapeadores. Tampoco se sabe cuánto perjudica la inhalación pasiva del vapor; ni siquiera si ayuda a dejar de fumar o, al contrario, provoca nuevas adicciones a la nicotina. A pesar de ello, una nueva directiva europea regulará este mercado millonario, en el que participa la industria tabacalera.