Expertos en dispositivos fotovoltaicos del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2) y otros centros internacionales se han puesto de acuerdo en cómo evaluar y comunicar la estabilidad de las células de perovskita, llamadas a superar a las tecnologías de silicio actuales. Una célula solar de perovskita se considerará estable si conserva al menos el 90 % de su eficiencia inicial después de 1.000 horas de irradiación continua de luz.
El proyecto europeo STARCELL de Horizonte 2020 tiene como objetivo la sustitución de dos materias críticas utilizadas en las tecnologías fotovoltaicas y su optimización mediante la introducción de materiales de kesteritas abundantes en la tierra. La inciativa, en la que participa el Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea y el grupo WIREC, ambos en Zaragoza, cuenta con un presupuesto total de 6,2 millones de euros.
Científicos españoles y británicos han desarrollado un novedoso método que integra por primera vez una estructura multicapa en celdas solares de perovskita, un material con propiedades ópticas y electrónicas únicas. El avance otorga color a las celdas y las hace más atractivas cuando se integran en elementos arquitectónicos.