En 2016 se obtuvo por primera vez un tipo de cebolla negra, derivado de la cebolla común y que adquiere un sabor parecido al caramelo. Ahora un grupo de científicos ha caracterizado los compuestos beneficiosos para el organismo de este alimento diseñado en Andalucía. El estudio muestra el valor de este nuevo vegetal en su uso culinario y plantea su utilización como suplemento dietético.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han conseguido aumentar la productividad y la concentración de zinc en plantas de cebolla fertilizando con complejos orgánicos de este elemento. La deficiencia en zinc (Zn) es un problema nutricional muy común en los humanos.
Cada año se tiran más de medio millón de toneladas de residuos de cebolla en la Unión Europea, pero según los científicos se podrían aprovechar como ingredientes alimentarios. La piel marrón y las capas externas son ricas en fibra y flavonoides, y los bulbos que se descartan contienen compuestos azufrados y fructanos. Todas son sustancias beneficiosas para la salud.
La piel marrón y las capas externas de la cebolla son ricas en fibra y flavonoides.
La cebolla es antioxidante y antimicrobiana.