Un trabajo de investigadoras de EE UU sugiere que las mujeres practicaban la caza en la mayoría de poblaciones de recolectores de todo el mundo. Las autoras han analizado los datos disponibles de los últimos cien años en más de 60 comunidades de América del Norte y del Sur, África, Australia, Asia y la región oceánica, que coinciden con los hallazgos arqueológicos datados del Holoceno.
Dos estudios paleogenómicos con participación española reúnen datos sobre el ADN de más de 100 individuos cazadores-recolectores de Eurasia. Los resultados completan la historia de las poblaciones humanas el último período glacial, cuya supervivencia contribuyó a la continuidad genética en Europa.
Los últimos cazadores-recolectores de la península ibérica presentaban dos ascendencias genéticas: la asociada a la cultura magdaleniense que se extendió por países como España, Francia y Alemania, y la llamada epigravetiense que se expandió desde Italia. Este doble legado también se puede rastrear en los agricultores neolíticos con los que se hibridaron después. Asi lo revela un estudio internacional liderado desde el Instituto Max Planck con muestras de individuos de hace entre 15.000 y 8.000 años.
Investigadores argentinos y españoles han utilizado técnicas estadísticas de aprendizaje automático para analizar los movimientos y la tecnología de los grupos cazadores-recolectores que habitaron el Cono Sur de América, desde que llegaron hace unos 12.000 años hasta finales del siglo XIX. Para el estudio se han utilizado datos masivos o big data de todos los yacimientos arqueológicos del extremo sur de Patagonia.
Científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos han realizado un estudio sobre el empleo por uno de los últimos grupos de cazadores-recolectores de África de fragmentos de roca para tallar baobabs. Grupos como los Hadza de Tanzania conservan actividades y modos de vida similares a los que pudieron darse en los grupos humanos más primitivos.