Las poblaciones nómadas de cazadores-recolectores del norte de Europa comenzaron a domesticar cerdos de diferentes tamaños y colores hace unos 7.000 años, 500 antes de lo que se pensaba. Hasta ahora no existían evidencias de que hubieran tenido acceso a otros animales domésticos que no fueran los perros.
El equipo del Instituto de Evolución en África que está excavando en la Garganta de Olduvai (Tanzania) ha descubierto los restos fósiles de un niño que vivió en este lugar hace 1,5 millones de años. Este individuo presenta una patología en sus huesos que se relaciona con la anemia, lo que apoya la hipótesis de que los ancestros humanos de cronologías muy antiguas ya dependían del consumo de carne para su supervivencia.
El análisis genómico de dos individuos cazadores-recolectores que vivieron hace 7.000 años revela que los habitantes de la península ibérica no proceden genéticamente de estos grupos. El trabajo, coordinado por el español Carlos Lalueza-Fox, obtiene los primeros datos genómicos de personas que vivieron en el Mesolítico europeo.
Las prácticas agrícolas se expandieron por el viejo continente gracias a la migración de los antiguos europeos del sur a las regiones del norte. Así lo demuestra un estudio genético de restos humanos de hace 5.000 años en Suecia. Las sociedades cazadoras-recolectoras y agrícolas se mezclaron dando lugar al genoma europeo actual.
Hace 13.000 años, las comunidades humanas que habitaban el sur de Siria comenzaban a exhibir una diferenciación social, según los análisis de un yacimiento en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Las poblaciones cazadoras-recolectoras son una minoría y están bastante aisladas geográficamente, pero tienen un especial interés por presentar una forma de vida anterior a la aparición de la agricultura y el ganadería en África hace unos 5000 años. El estudio de la evolución y la historia demográfica del continente africano supone un gran reto para los genetistas debido a la elevada diversidad genética que existe entre los cientos de poblaciones que habitan.
Hace unos 7.000 años los agricultores que llegaban desde Oriente Próximo se expandían por Europa, pero los cazadores recolectores del norte ralentizaron su avance durante cerca de 15 siglos. Ahora, investigadores de la Universidad de Girona han desarrollado un modelo físico que explica cómo evolucionó aquella competición por el espacio europeo durante el Neolítico.
Las muestras prehistóricas reciben rayos UV antes del análisis para evitar una contaminación que destruya el ADN.