Investigadores de la Universidad de Sevilla y otros centros europeos han presentado un estudio con 130 dataciones radiocarbónicas nuevas realizadas a huesos y carbones del yacimiento arqueológico de Valencina de la Concepción, en Sevilla, lo que lo convierte en el mejor datado de la prehistoria ibérica reciente. Los datos ayudan a reconstruir los procesos socioculturales del sitio, como lo que ocurría dentro de los tholos (unas estructuras circulares de piedra) o las matanzas y sacrificios que realizaban sus habitantes.
La datación de trece yacimientos del norte de España ha permitido precisar el tiempo que cohabitaron neandertales y Homo sapiens en esta región del suroeste de Europa. Según el estudio, liderado por el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, ambas especies coincidieron durante menos de un milenio, lo que pudo reducir sus posibilidades de interacción y reforzaría la hipótesis de una causa de extinción intrínseca.
En los campos de olivar y de cítricos en España se utiliza frecuentemente un herbicida llamado glifosato contra las malas hierbas, pero algunas de estas resisten a sus efectos. Ahora, un equipo de investigación de la Universidad de Córdoba ha descubierto la razón por la que un tipo de maleza, Lolium rigidum, sobrevive tras el uso del pesticida cuando debería de ser eliminado.
La necropilis de la Feixa del Moro, en Andorra, se construyó entre el 4500 y 3956 antes de Cristo. Así lo refleja la datación con carbono 14 efectuada a restos óseos exhumados en esa zona y analizados en el Centro Nacional de Aceleradores de Sevilla.
El yacimiento de la Cova de les Teixoneres, en la comarca del Moianès (Barcelona), pudo haber sido testigo de la desaparición de los neandertales en Europa occidental, según un nuevo estudio. El equipo de científicos ha logrado datar los restos con un nuevo método de ultrafiltración y señala que hubo una continuidad ocupacional hasta hace 35.000 años y luego no estuvo ocupada durante 7.000 años.
La búsqueda de los restos de Cervantes ha devuelto a la actualidad la importancia de la antropología forense para desvelar los secretos de los huesos, sean los de una momia andaluza de la edad de Bronce, los de unos íberos masacrados o los de una joven princesa noruega enterrada en Castilla. Otras técnicas, como el carbono 14 han ayudado a datar a los amantes de Teruel, y el ADN ha confirmado la identidad de un corsario canario y del mismísimo Cristóbal Colón.
Hasta ahora se pensaba que los primeros cementerios ibéricos fueron los asentados en los concheros portugueses, en los estuarios de los ríos Tajo y Sado. Pero la datación de los restos óseos de diez de los quince individuos enterrados en la necrópolis de El Collado en Valencia confirma que este conjunto funerario es el más antiguo de la península ibérica, con una antigüedad comprendida entre los 9.500 y 8.500 años.
Svante Pääbo, considerado el padre de la Paleogenética por sus hallazgos sobre el genoma de los neandertales, visitó la semana pasada el Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) para colaborar en el análisis de los restos de la Cueva del Mirón. Pääbo realizó personalmente la toma de muestras para intentar secuenciar el ADN de los restos humanos del enterramiento excavado en 2010 por un equipo internacional del IIIPC y la Universidad de Nuevo México (UNM) de EE UU.
Una investigación realizada por un grupo de arqueólogos del Centre d’Estudis del Patrimoni Arqueològic de la Prehistòria de la Universitat Autònoma de Barcelona (CEPAP-UAB) en el yacimiento de Cova Gran (Lleida) ha contribuido a avivar el debate científico sobre la aparición de los primeros humanos “modernos” en la Península Ibérica y su posible relación con la desaparición de los neandertales.