Un equipo de científicos de la Universidad de Alcalá, el Museo de Okendo, el Instituto Español de Oceanografía y el Museo de Historia Natural británico han descubierto una nueva especie de crustáceo en el Cantábrico al que han bautizado Astacilla andresmeixidei, en homenaje al dibujante gallego Andrés Meixide y que recibe el apodo de “andresito” por su pequeño tamaño. Se trata de un crustáceo isópodo adaptado a una vida arbustiva sobre gorgonias marinas.
Frailecillo recogido para su recuperación. / © Aitor Rincón García.
Investigadores de la Universidad de Oviedo en colaboración con el Centro de Experimentación Pesquera del Principado han demostrado la relación entre el aumento de la temperatura del Cantábrico, el declive de las laminarias y la reducción de capturas de interés comercial.
La temperatura del agua en el Cantábrico oriental ha aumentado 0,24 ºC por década desde los años '80, un incremento que sube hasta 0,33 ºC en verano. En los últimos 30 años la temperatura del agua ha ascendido casi 1 ºC de media estival, lo que, unido a otros factores derivados del cambio climático, está provocando cambios significativos en la vegetación marina. Así lo ha determinado el estudio publicado en la revista Estuarine, Coastal and Shelf Science.
Hasta hace solo unos años, los fondos someros cantábricos escondían verdaderos bosques de grandes algas pardas conocidas como laminarias. Pero el aumento de la temperatura de las aguas las ha arrastrado al borde de la extinción en estas costas y está acarreando múltiples consecuencias sobre el ecosistema, una situación que preocupa a científicos de toda Europa y que una investigadora de la Universidad de Oviedo ha seguido de cerca durante 20 años.
La década de 2000 a 2009 ha sido la más cálida registrada hasta ahora en el Atlántico Norte. Sin embargo, en el curso de la misma década, el ritmo de incremento del calentamiento se ha ido aminorando. Los años con mayor aumento de temperatura se concentran en la primera mitad, disminuyendo el ritmo de aumento al final de la década.
Investigadores del centro tecnológico AZTI-Tecnalia y de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) han conseguido identificar y diferenciar genéticamente a la anchoa del Golfo de Vizcaya, lo que permite distinguirla de ejemplares procedentes de otros partes del mundo. El consumidor contará así con información precisa a la hora de elegir la anchoa cantábrica de calidad y evitar posibles fraudes.
Las osas, sus crías y las crías menores de dos años ya emancipadas no dejaron de alimentarse y defecar durante el invierno.