Un equipo investigador de varios centros catalanes ha encontrado que el medicamento Rucaparib, usado en quimioterapia de tumores de ovario, mama y próstata, muestra una potencial actividad en neuronas derivadas de células madre de pacientes con esta enfermedad neurodegenerativa.
Desde pequeña, Guadalupe Sabio quiso entender cómo funcionan las enfermedades. Habla con pasión de la carrera investigadora y de la importancia de que esta sea accesible y paritaria. Es la directora del nuevo Grupo de Interacciones Metabólicas del CNIO, integrado por doce investigadoras y dos investigadores.
El equipo que lidera Israel Cañadas en EE UU acaba de identificar una nueva diana terapéutica frente a los tumores de pulmón de célula pequeña. Hasta ahora, las opciones de tratamiento son limitadas y su tasa de supervivencia a los cinco años del diagnóstico apenas supera el 5 %.
Esta son las estimaciones que la Sociedad Española de Oncología Médica y Redecan que pronostica que en España, al igual que en todo el mundo, los casos aumentarán progresivamente. Se espera, además, un incremento de la mortalidad, que pasará de las 113.000 defunciones en 2020 a más de 150.000 en 2040.
Investigadores del IRB Barcelona han descrito una nueva inmunoterapia que elimina estas células senescentes y mejora la eficacia de la quimioterapia en modelos animales. El estudio se ha publicado en la revista Nature Cancer.
Los investigadores Ulrich Hartl, Arthur Horwich, Kazutoshi Mori y Peter Walter identificaron los procesos moleculares de los que depende el plegamiento de las proteínas, un mecanismo imprescindible para que lleven a cabo sus funciones en el organismo, así como la respuesta que se desencadena para repararlas o eliminarlas cuando no se pliegan adecuadamente.
Un estudio liderado por el Hospital 12 de Octubre y la Universidad Complutense de Madrid asocia la producción de estas moléculas a una mejor respuesta al tratamiento. La detección en heces o sangre de los microorganismos que producen estos ácidos grasos se convierte en un nuevo biomarcador de pronóstico de la enfermedad para los médicos.
El agente causante de las hepatitis C y B son una de las causas de este tipo de cáncer, uno de los más frecuentes en la sangre. Identificar precozmente la infección puede ayudar a prescribir el tratamiento adecuado y evitar que derive en patologías malignas.
Más de 100 genes con alteraciones que causan enfermedades hereditarias también aumentan el riesgo de cáncer. Así concluye un estudio del CNIO, que muestra igualmente la relación del gen PAH, conocido por su implicación en un trastorno para asimilar proteínas, con cánceres de pulmón e hígado.
La investigación, liderada por un equipo español y realizada en ratones, demuestra cómo estas diminutas nanomáquinas son propulsadas por la urea presente en la orina, se dirigen con precisión al tumor y lo atacan con un radioisótopo que llevan en su superficie.