El aumento del CO2 en la atmósfera registrado en los últimos 150 años no ha provocado un mayor crecimiento de los árboles tropicales, como se pensaba. Una investigación ha analizado los anillos de los troncos de diversas especies arbóreas de Bolivia, Camerún y Tailandia, y los resultados sugieren que los bosques tropicales no estarían compensando las emisiones antropogénicas de CO2. En cambio, los científicos han observado que necesitan menos agua y, por lo tanto, realizan un uso más eficiente de este recurso.
Los árboles pueden llegar a vivir más de mil años y sus respuestas a las perturbaciones humanas no siempre son inmediatas. Investigadores de Brasil y Australia han realizado un estudio experimental en comunidades de árboles amazónicos de un bosque fragmentado y han comprobado un empobrecimiento general de la diversidad filogenética.