El encinar es uno de los bosques más representativos de la Península Ibérica y da refugio a especies amenazadas, como el águila imperial ibérica y el lince ibérico. A pesar de su importancia, este ecosistema se está convirtiendo cada vez más en un hábitat modificado por el ser humano, hasta el punto de que en ocasiones ya no se considera a los encinares ‘bosques’ como tal.
Las investigaciones realizadas en el Hayedo de Montejo por científicos de la ETSI de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) demuestran que los ratones de campo transportan bellotas a distancias lejanas, hasta los 130 metros, y las ocultan bajo el suelo o entre la hojarasca. Muchas de ellas quedan olvidadas y favorecen así la dispersión y regeneración natural de los robles.
Expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) están realizando un estudio sobre la calidad de los cerdos ibéricos en función de su alimentación, un baremo que se utiliza por parte de las administraciones para medir su calidad en distintas categorías: de bellota, de recebo, de cebo extensivo y de cebo intensivo. Tras obtener los primeros resultados después de dos años de investigación, los científicos consideran que resulta "muy difícil clasificar con fiabilidad" a los cerdos de acuerdo con las pautas establecidas, de manera que proponen reducir el número de clases a dos, bellota y pienso.
Sin la dehesa no hay encinas, sin las encinas no hay bellotas, sin bellotas no hay cerdo ibérico y sin cerdo ibérico no hay jamón. Con esta premisa se puso en marcha un ambicioso proyecto que aún está creciendo, incorporando socios, buscando financiación y multiplicando su ámbito de actuación: el objetivo es estudiar la dehesa de forma íntegra para salvarla, puesto que los expertos aseguran que se trata de un ecosistema en peligro por diversos factores, como la sobreexplotación ganadera, una enfermedad que seca las encinas y el cambio climático.
Expertos del Instituto de la Grasa (CSIC) han iniciado el proyecto de excelencia dirigido a analizar la evolución de la grasa subcutánea durante la curación del jamón ibérico. Los científicos, entre los que encuentran investigadores de la Universidad de Sevilla (US), consideran que este proceso es clave para obtener un producto final de calidad, ya que hay reacciones químicas que causan la degradación de la fracción de grasa y la formación de compuestos que son los responsables del aroma característico del jamón ibérico, el parámetro de calidad más importante.